Ougi Formula – 002

Etiquetas

, ,

Si alguna vez han estado atrapados en un salón misterioso con una compañera que recién conocieron una hora atrás, apreciaría que me dieran algún consejo. Bueno, aunque lo pida mi celular no tiene servicio, y en un salón donde han cancelado el WiFi, dudo que pueda recibir ayuda del exterior.

—Inútil, Araragi— dice ella.

Ougi, mientras trato de abrir la puerta, usando como desesperado toda la fuerza de mis brazos y piernas, se acerca hacia a mí con pasos pequeños.

—Ah, no intentaba sugerir que fueras un inútil. Intenté varias cosas, pero ni las ventanas grandes ni las superiores se movieron un centímetro. De eso estaba hablando.

—No. En esta situación no hay manera de malinterpretar lo que dijiste sobre mí  y ser inútil —observo, y todavía enojado respondo—: También aquí es inútil.

—Ah, tal y como esperaba, Araragi. Qué inútil.

—¿Lo estás haciendo a propósito? De la forma en que lo dices yo soy el inútil.

—No tengo intención de hacer eso— Ougi sonríe mientras finge ignorancia. O más bien tenía una sonrisa traviesa, pero no parece ser una chica a la que le guste hacer bromas, así que por ahora debo creer que lo que acaba de pasar no fue intencional.

Después de determinar que estamos en un salón, Ougi y yo nos dividimos el trabajo. Individualmente buscamos la forma de escapar. Me dediqué a investigar las salidas y entradas usuales, las puertas ubicadas al frente y al fondo del salón de clases, mientras que Ougi exploraba las ventanas.

—No creo que la puerta esté cerrada de forma normal…, es como si, de alguna forma, un pegamento la mantuviera cerrada.

Esa fue la conclusión a la que llegué después de luchar violentamente por casi una hora contra la puerta, todo mientras se aflojaban mis brazos entumecidos al rotarlos. Lo único que logré obtener en esa hora fue un pedazo de especulación súbita, lo que es vergonzoso para un estudiante en su último año. Pero esta es la verdad.

Por otro lado, Ougi —una alumna en su primer año que apenas había ingresado a la preparatoria Noetsu—, mientras se ríe de mi observación, dice:

—Claro, como lo mencioné antes, es imposible abrir las ventanas o moverlas. Cuando estamos hablando de la llave, hay una en el seguro de la ventana que puede moverse. Uno la puede meter y sacar a placer. Lo mismo pasa con el seguro, se puede poner o quitar. En todo caso, la ventana en sí misma no se puede mover. Cuando el seguro de la ventana está puesto e incluso cuando no lo está, es como si un pegamento la mantuviera cerrada, ¿no?

—…

 Imitó mi explicación infantil de hace unos segundos. Si está intentando apoyarme o burlarse de mí, eso es algo que todavía no puedo juzgar.

—¿Lo mismo pasa con todas las ventanas, sin excepción?

—Sí. Por supuesto intenté todo lo posible. No dejé ningún resquicio en mi investigación: las ventanas grandes, las de arriba, las que dan al corredor y las que dan al gimnasio.

Ninguna de ellas, según Ougi, se movía.

—Así que las ventanas que dan al gimnasio…

Habiendo dicho eso, doy la vuelta hacia esa dirección. Para ser honestos, más que estar encerrados, eso —lo que está fuera de esas ventanas— es lo que debe ser considerado como un mayor problema. Claro, no hay nada extraño acerca de este escenario —el infierno no nos está invadiendo al otro lado de la ventana, ni una multitud de dinosaurios vagando por ahí, y tampoco hay un lago de fuego—. Todo cuanto veo es un gimnasio normal, el gimnasio de siempre de la preparatoria Noetsu. Estoy seguro de que el club de básquetbol, del que se ha retirado Kanbaru, está practicando en ese mismo edificio. Es lo más seguro aunque no puedo oírlos, pero eso es porque este salón está bloqueando el ruido de afuera.

El sonido puede estar completamente bloqueado, pero ese no es el problema. No cuando lo comparamos al escenario fuera de esta ventana.

No. Tal y como dije el gimnasio es solo un gimnasio. No puedo ver apariciones aquí. El problema es que no deberíamos ser capaces de ver ese gimnasio desde donde estamos en este mismo momento.

—Normalmente se supone que deberíamos ver la cancha deportiva desde aquí.

Es cierto. El edificio escolar por el que caminamos está a un lado de la cancha, de modo que las actividades de los clubes que vemos desde la ventana no deberían ser deportes de salón, como el básquetbol, sino que más bien deberíamos ver al club de béisbol o de atletismo.

—…

De ser capaces, me gustaría sacar la cabeza por la ventana y echar un buen vistazo para examinar el paisaje exterior, pero ya que la ventana no se abre eso resulta imposible. Aparte de ese gimnasio ordinario, no puedo sentir nada más que una inquietud anormal.

Quizá es un malentendido. Aunque habíamos intentado caminar a la escuela mirando al suelo, entramos erróneamente al edificio que da al gimnasio. Algo así. No, no hay forma de que admita un error tan atroz a una estudiante menor que yo a la que apenas conocí.

En términos generales, incluso estando en el tercer piso, el gimnasio fuera de la ventana parece irreal. A menos que estemos en el quinto puso, o tan solo en el cuarto, no hay forma de que podamos ver el techo del gimnasio de esta forma. Si consideramos la posibilidad de entrar al edificio equivocado, también tenemos que pensar en la posibilidad de terminar en el piso erróneo…

Pero, aunque la causa de este escenario equivocado afuera de la ventana se debiera a un malentendido, no cambiaría la situación en la que Ougi y yo estamos.

Incluso así, si hubiese otra forma de adivinar en qué piso nos encontramos además de mirar fuera de la ventana, en este momento mi mente ha entrado a un callejón sin salida.

—Creo que es hora —dice Ougi.

—¿Hora de qué?

—Es hora de recurrir a las medidas desesperadas. Mira, si esto sigue así, tú y yo eventualmente nos moriremos de inanición. Moriremos de hambre y sed.

—Bueno, eso puede ser cierto…

Pensé que la muerte por inanición era una conjetura exagerada en este punto, pero es un resultado inevitable de esta situación. Estoy más o menos seguro de poder soportar el hambre, pero quizá ese no sea el caso de Ougi, que está en pleno crecimiento.

—¿Pero a qué te refieres con medidas desesperadas?

Justo cuando me volteé para oír su respuesta no hubo más razón para preguntarle. Era obvio. Uno de los escritorios, que estaban ordenados en filas, estaba en sus manos. Ya que es una hora en la que las tareas de limpieza no están fuera de lugar, ella pudo haberse equivocado al mover el escritorio para barrer el piso, pero lo que Ougi hacía era lo opuesto a limpiar. Estaba ensuciando.

—¡Uno, dos!

Al momento en que ella grita, Ougi lanza el escritorio hacia la ventana. No lo arroja hacia el lado del pasillo, sino de la ventana que da al gimnasio (originalmente hacia la cancha). Después me explica que «si queda del lado del pasillo sería peligroso para alguien que pase por ahí», pero ese riesgo no es tan distinto si lo comparamos con aventar hacia afuera el escritorio. Más bien —sin importar si este es el tercer, cuarto o quinto piso—, incluyendo la creciente energía potencial, el vidrio roto y el escritorio, el grado de peligro pudo haber aumentado, pero en todo caso esto no era más que nerviosismo innecesario.

 El escritorio que lanzó hacia el vidrio, como si fuera algo natural, rebotó como una pelota de goma contra un muro, y sus contenidos —libros de texto, cuadernos y un estuche de lápices— salieron volando y cayeron al suelo. El dueño debió haber dejado sus libros en el escritorio y el desorden creado por Ougi es, en una palabra, catastrófico. Después de un par de rebotes el escritorio se detuvo.

No hay ni una sola marca en el vidrio.

Incidentalmente, ni el escritorio ni sus contenidos, esparcidos por todos lados, estaban rotos o dañados. El resultado de las medidas desesperadas de Ougi era este, es decir que el resultado no se relaciona con otros resultados.

—Si vas a lanzarlo, ¿no deberías aventar un escritorio que no tenga nada dentro? Deberías pensar en que tienes que limpiar después.

Pregunto de nuevo: No, más bien en vez de irracionalmente aventar un escritorio, ¿no sería más fácil experimentar primero con una silla? El blanco que estaba tratando de destruir era vidrio, así que incluso si era imposible romperlo con nuestras manos desnudas, me pregunté por qué alguien con los brazos tan delgados como ella escogió específicamente un escritorio. Pero esa duda se resolvió al instante.

 Es porque Ougi recoge un simple bolígrafo de todo el desastre que creó (algo dentro del estuche para lápices). Sosteniéndolo, camina hacia el pizarrón. Al parecer lo ha hecho para ahorrar tiempo y tomar la pluma, matando así dos pájaros de un tiro. En vez de coger la silla, elige aventar el escritorio a la ventana. Algo tan racional como problemático. Pero una vez que la pregunta ha sido respondida, otra más me hace inclinar la cabeza. ¿Qué es lo que planea hacer con el bolígrafo? Al parecer aprieta la parte superior de la pluma, pero la herramienta para escribir en una pizarra es un gis, no un bolígrafo…

¡!

Era muy tarde para detenerla. Rayó la pizarra con la pluma. Normalmente eso sería suficiente para torturar a una persona. Se trata de un extremadamente incómodo ruido agudo. Sería mucho peor en un cuarto herméticamente cerrado, pero no pasó nada.

El ruido no salió.

Sin importer la fuerza, a pesar de hacer una línea delgada como el corte de una katana, no solo no hubo ningún rayón en la pizarra, sino que la tinta tampoco salió. Pensar que si el hecho de que hubiera rayado la pizarra fue una ilusión me hizo dudar de si en verdad había intentado hacerlo.

—Esto no está bien.

—¿Qué… qué intentaste hacer, Ougi?

—Bueno. Es que era imposible destruirlo a golpes, así que pensé en romper el vidrio mediante resonancia.

Habló sin dudar. Planear destruir el vidrio con vibración. Intenta conseguir algo maravillosamente sofisticado con esa cara indiferente. Y falló. Pero es como si hubiese tomado en consideración la posibilidad del fracaso. Sin recibir nada, aventó el bolígrafo al suelo. Es lógico lanzar un escritorio para golpear el vidrio y, aunado a eso, obtener al mismo tiempo un lapicero, pero es irracional desordenar el salón de clases. Limpio el área y trato de devolverla a su estado original. Ah, ¿pero es mi reacción de limpiar lo que estaba en el piso algo lógico?

—Mmm…

Cerca del escritorio que estaba tratando de poner de vuelta en su lugar, mientras recogía los libros de texto, me llamó la atención el nombre que estaba escrito con marcador: Primer año. Clase Tres. Fukadou.

¿Este es un salón de primer año? Si está escrito aquí supongo que sí…, pero cuando entré no vi la placa. En primer lugar ni siquiera recuerdo si había una. Un momento. Algo más importante. ¿Fukadou? Fukadou… Espera, ¿es acaso ese un nombre común?

—Araragi. Por favor perdóname por interrumpirte mientras estás ocupado, ¿pero podrías venir aquí?

La voz de Ougi interrumpe mis pensamientos. Sin importar si estoy ocupado o no, estoy intentando limpiar tu desastre, es lo que quiero contestar, pero tomo un descanso y, antes de saberlo, camino hacia la puerta contra la que antes había estado luchando.

—Ah, estabas equivocado. Por favor da otro paso atrás. Un poco más a la derecha. Estás yendo demasiado a la izquierda. Mmm, regresa medio paso. ¿Y podrías por favor sacar el pecho?

Sus instrucciones son puntuales. No tengo idea de cuáles son sus intenciones. Eso es porque después de que aventara el escritorio y rayara la pizarra, pensé que le había cerrado el telón a intentar de llevar a cabo sus medidas desesperadas. De cualquier forma, no parecía que ese fuera el caso: ella tenía un plan más. De hecho tenía un plan todavía más violento.

Cuando pensé que se estaba flexionando hacia atrás, lanzó un fuerte codazo a mi plexo solar. Mis reflejos respondieron sin problema y ese golpe causó una explosión espléndida.

—¡Aj!

Tal y como me lo ordenó, mi pecho sobresaliente se dobla como un resorte. Di un salto mortal y empecé a caer. Con la fuerza que quedó, mi cabeza estaba a punto de golpear la puerta. Con la cabeza rozando la puerta, me retuerzo en el suelo.

—Qué…, qué… Ougui, ¿estás lo…?

—Mmm, así que fue inútil.

Mirándome mientras jadeaba, Ougi responde inexpresiva. No hay arrepentimiento en el aire.

—No, me estaba preguntando si podría corroer la puerta con ácido estomacal. Ni la fuerza bruta ni la resonancia funcionaron, así que me pregunté si disolverla funcionaría. Pero al parecer esto también fue inútil. La puerta solo se ensució. Bueno, incluso si pudiera ser disuelta, no habría forma de que unas gotas del estómago de Araragi corroan una puerta. Por favor límpialo después.

—…

Al parecer estaba apuntando a mi estómago y no a mi plexo solar. Su propósito era hacerme vomitar ácido estomacal. Esta chica tiene una cara tan impávida cuando hace cosas así de dementes. ¿Por qué una estudiante que acabo de conocer tiene que darme de codazos? ¿Qué clase de karma es este?

—Aah, lo siento. ¿Dolió?

Lo dice de una forma tan descarada, así que mejor me callo. Fue más bien refrescante, aunque este suertudo de mí está bendecido en términos de violencia doméstica, así que estoy acostumbrado a esta clase de abuso. …Acostumbrarse a ser golpeado en el estómago, ¿en qué clase de hogar violento vivo?

No hice nada para merecer esto. Simplemente es despiadado.

—No. No fue para tanto.

Me levanto mientras digo algo pretencioso. Dejando de lado el hecho de pretender estar calmado, de seguir hablando así, una estudiante de primer año pensaría que me estoy haciendo el rudo, así que supongo que es mejor cambiar mi actitud.

—Ya veo. Justo como me lo esperaba de Araragi. Bueno, por mí hubiera estado bien vomitar, pero esa sería una escena difícil de interpretar. Supuse que serías la clase de hombre que vomita antes de forzar a una chica a hacerlo, pero parecer ser que, tontamente, interpreté de más tu carácter.

—Gracias por tu consideración… A decir verdad, soy la clase de persona que vomita antes que forzar a una chica a hacerlo.

Los dos tipos son demasiado específicos. En todo caso ya es de por sí extraño tener una conjetura sobre cómo la gente reaccionaría a tener que vomitar, pero mejor le respondo vagamente a la sonriente y pequeña Ougi. No sé si esa sonrisa esté ahí porque ella se está burlando de mí o porque piensa que soy una persona confiable.

Esa actitud ininteligible. No hay duda de que ella es la sobrina de ese hombre, sin importar lo diferente que se vean.

—De todos modos es imposible destruir la puerta y las ventanas. Claro, sin herramientas dudo que haya alguna forma de tirar las paredes.

—Una molotov sería una brisa.

Dice ella algo tan peligros. En realidad, si pienso acerca de la falta de duda al momento de darme un codazo, si tuviésemos un arma de fuego al alcance, ella la usaría con decisión. Más importante que eso, destrozar los muros del salón de clases es un tema muy diferente. No hay error en afirmar que no estamos seguros dentro.

—No hay remedio. Supongo que esto será una guerra infinita. Sería un problema estar impacientes por salir y desgastarnos mentalmente. Esperemos ayuda del exterior, Ougi. Con suerte Kanbaru sabe que estamos aquí.

Hablo con calma. Tan alegre como puedo.

Para ser honestos, no puedo estar tan en calma, pero quiero darle a ella algo de seguridad. Quiero presumir mi comportamiento tolerante. Desde la perspectiva de Ougi, estar encerrados con un sujeto al que acaba de conocer es suficientemente estresante. Dicho esto, no hay forma de que pueda asumir ese codazo como una forma de precaución.

Inclusive así, parece ser que su conducta hasta ahora busca probar mi masculinidad. Cómo decirlo… Necesito calmar sus ideas peligrosas.

—¿Lo sabrá?

Responde sin parecer preocupada. Se ve tranquila. Justo como yo, quizá está pretendiendo parecer confiada.

—Como una fan de ella, estoy de acuerdo contigo en esperar que Kanbaru nos rescate, pero creo que es un poco demasiado iluso esperar que alguien del exterior nos rescate.

—¿Eh? ¿Por qué? Dos estudiantes desaparecen de pronto de la escuela. Incluso si no fuera Kanbaru, alguien se daría cuenta. Tus compañeros, los míos, definitivamente habría un escándalo.

Quizá escándalo era una palabra exagerada. A final de cuentas, al momento de irme mis compañeros asumirían que es lo usual. Incluidas Senjougahara y Hanekawa. Pero en el caso de Ougi, que desaparezca de pronto una alumna de recién ingreso llamaría la atención.

—Si alguien ve una mochila olvidada, se podría asumir que no nos hemos ido de la escuela. Y como no está lejos de este lugar, alguien podría sacarnos de aquí.

—Estás dependiendo en la ayuda de la demás gente, Araragi.. En todo caso, la gente solo puede ayudarse a sí misma.

—¡!

—Lo siento. Esa era la doctrina de mi tío. Eso no está relacionado con nosotros. Pero dejando eso a un lado, Araragi, no creo que sea malo confiar en los amigos, pero tampoco es tiempo de abandonar la idea de escapar por nosotros mismos. Eso es porque…

Y Ougi apunta hacia algo. Era un reloj que colgaba sobre la pizarra. Me helé al momento de verlo.

La segunda manecilla.

Desde que entramos al salón de clases ni un minuto, ni un segundo han pasado. Aunque hemos estado atrapados por al menos una hora, en este salón no ha pasado ni siquiera un segundo.

—Una pila muerta… lo más seguro es que ese no sea el caso.

Explica Ougi con una sonrisa.

Ougi Formula 001

Etiquetas

, , , , , ,

ougi1Oshino Ougi es Oshino Ougi. En toda ocasión en que uno mencione algo relacionado con esa estudiante de traslado la plática termina siempre con la misma conclusión. Si uno menciona su nombre, la discusión ya no puede ir por otro lado. Por supuesto, ya entrados en el tema, alguien siempre es alguien. Es imposible para alguien ser una excepción a eso, y esta persona es un ejemplo extremo de ello. Hanekawa Tsubasa es Hanekawa Tsubasa y Senjougahara Hitagi es Senjougahara Hitagi, tal y como Araragi Koyomi es Araragi Koyomi. En todo caso, Oshino Ougi es muy Oshino Ougi. A diferencia de alguien más, ella es solo Oshino Ougi. Justo como decir «no me gusta lo que no me gusta» o «lo malo es malo», Oshino Ougi es Oshino Ougi, y no hay discusión que valga, porque esta es una verdad absoluta. Su existencia está tan anormal y claramente definida, decidida y es tan sólida que se ha vuelto una certeza matemática: sí, eso es Oshinoougiesco.

Por cierto, hablando de matemáticas, ¿conocen la más notable fórmula en las matemáticas? No, no les haré decir que no saben; lo recordarán. Personalmente no puedo hablar de su importancia matemática, pero me gusta pensar que esta es la más bella ecuación en la historia de la humanidad: e^iπ + 1 = 0 . Se trata de la identidad de Euler. Si hubiese un dios en este mundo, esta ecuación, tan elegantemente modelada con la base del logaritmo natural e, π, el número imaginario i y 0 en una simple fórmula, sería elegida como la más poderosa evidencia de su existencia.

La parte interesante, o más bien la parte hermosa, es cómo esta ecuación es una verdad absoluta. En otras palabras, el papel del hombre al definir la identidad de Euler no fue el de creador, sino el descubridor, y si la humanidad no hubiese existido y no hubiera ningún organismo lo suficientemente inteligente para concebir ordenar la base del logaritmo natural, π, un número imaginario, 1 y 0 de esta manera, incluso así la suma de e elevado al producto de π e i sumado a uno seguiría siendo cero.

Es verdaderamente hermoso, pero si lo piensan un poco, también es aterrador. Por alguna razón el mundo contemporáneo —la palabra mundo es ambigua en sí misma— tiende a cambiar, transformarse, conmocionarse de forma tan fácil, ser el lugar en el que el sentido común del ayer se vuelve hoy anormal, donde las reglas de la mañana contradicen las reglas de la noche, sin que haya una razón aparente. Sin metas ni lugares adónde ir, deberíamos al menos tener la esperanza de algún futuro incierto: debería sentirse así, pero en realidad, ¿el futuro, en otras palabras, lo desconocido, no sería algo que ya ha sido decidido desde el principio y nosotros simplemente no lo sabemos? ¿Lo desconocido no sería simple ignorancia?

Cuando una persona que no conoce π hace un cálculo y divide la circunferencia entre el diámetro, el resultado sigue siendo π. Aunque Einstein mostrara con claridad el plan, la teoría de la relatividad estaba allí desde hace mucho tempo. Incluso si uno no conoce a Bethoven, si uno toca su música nota por nota, entonces aun así sonaría como la Sinfonía No.5 en C menor. ¿Qué? ¿No sienten la pasión? ¡Entonces interprétenla con pasión! Inclusive si uno no fuese el naturalmente talentoso Vincent van Gogh, si se usaran los mismos trazos, la misma presión en el pincel, las mismas pinturas que él empleó en el mismo ambiente, desde su misma perspectiva, y empleando las mismas flores como tema, entonces un amateur bien podría reproducir Los girasoles. Si dejas a un mono golpear las teclas de una máquina de escribir, este podría ser capaz de recrear la obra de Shakespeare.

La respuesta no cambia, las reglas no cambian. Cuando las personas piensan acerca del cambio o tienen la impresión de poseer algo nuevo, no se trata más que de una cándida ilusión, cuando en realidad hubo una ejecución por completo diferente.

Usando esta definición, en este mundo, incluido el futuro, no hay un gran desconocido y nada es vago a nivel atómico. Solo hay leyes autoritarias de «si esto pasa, el resultado es este». De la misma manera que «no me gusta lo que no me gusta» y «lo malo es malo», las cosas que se deciden han sido en verdad decididas, y no hay lugar para influir en eso, ni hay un hueco en el cual ocultar la cabeza. Por lo tanto una idea no es más que recordar, un invento no es más que un descubrimiento. Incluso ese descubrimiento podría ser un redescubrimiento —incluso para un problema exageradamente difícil por cuya resolución me he estado rompiendo la cabeza, quizá ya hay una respuesta en alguna hoja en algún lado; incluso mi prueba y error podría equivaler a darle vueltas a un destino— si un observador estuviera presenciándolo.

Un observador.

O podría ser una excentricidad.

En todo caso, Oshino Ougi, en el caso de esa nueva estudiante, incluso si se tratase de la belleza de la identidad de Euler, podría presentar alguna objeción.

Como la siguiente.

—Sí, de verdad que es hermosa, Araragi-senpai. Es tan hermosa que me podría desmallar. La parte más bella es que la respuesta es cero. Aunque para mí, si la respuesta ha de ser cero, eso me hace pensar que no hay necesidad de calcularla o siquiera mencionarla.

Al escuchar esto se me vino a la mente la idea de que Oshino Ougi es Oshino Ougi, y que no hay otra forma de expresarlo. Todo frente a ella es cero, sin importar que lo que haga no sea propio de ella, todo terminará volcándose a su favor. Como sea, esta historia es una historia sobre matemáticas.

Estudiemos.

Si digo matemáticas los lectores podrían sentirse incómodos, así que lo descompondré para expresarlo con la palabra aritmética: podría decir que esta es una historia de números. Esta es una historia donde la respuesta está decidida por la frecuencia de los números, es decir una historia acerca de la regla de la mayoría.

La regla de la mayoría.

El único método que puede volver los errores en una verdad.

La ecuación donde, a través del uso de ladrillos de construcción, lo que buscaremos es la conspiración y no la felicidad.

Nuestra expresión de desigualdad. Nuestra expresión de injusticia.

Esta podría ser la única cosa que el hombre de verdad ha inventado, y esta es la peor ecuación en la historia de la humanidad.

Imagen

Declaración de principios

Etiquetas

, ,

El título del blog lo dice todo. El propósito de este espacio es ofrecer la traducción al español de la primera parte de Owarimonogatari, perteneciente a la serie Monogatari de Nisio Isin.

Antes que todo un par de aclaraciones pertinentes:

  1. Si buscan onii-chans, -chans, -kuns, y demás parafernalia, imagínenla. No pierdan tiempo pidiendo que este aspecto se corrija solo para complacer las costumbres de los otakus. Quien maneja este blog se niega tajantemente a ofecer una traducción de esa naturaleza. La razón es sencilla. Traducir implica adaptar y aspirar a la naturalidad. Quien lea una novela de Kenzaburo Oe, de Murakami, Mishima, Soseki o su escritor nipón predilecto, no encontrará rastros de honoríficos salvo en casos muy puntuales. El hecho de que Monogatari sea una serie de light novels no implica degradar el lenguaje o tratarla como si fuera mala literatura. Puede haber excepciones, como en el habla idiosincrática de algún personaje. Nadeko no es Nadeko sin Koyomi-oniichan o siendo laxos Kanbaru llamando Araragi-senpai a Koyomi, pero Hanekawa puede referirse a Mayoi sin necesidad de añadir un -chan.
  2. El objetivo es dignificar la traducción de esta serie, que de por sí es escasa por su propia naturaleza (Nisio, lo sabemos bien, es un dolor de cabeza). Las versiones en español que uno encuentra en sitios como Baka-Tsuki son ofensivas de lo malas que son. Muchos fansubbers omiten aspectos básicos de la ortografía y redacción españolas. Al final, y como también sucede con muchos animes, uno tiene que recurrir a las versiones en inglés.
  3. Conformarse con la mediocridad, solo porque esto es gratis y «de fans para fans», es eso: mediocre. Una verdad tautológica, evidente en sí misma, como con la que inicia esta novela. Lo mismo debe aplicar para sus animes. Si ven un mal trabajo no deberían aceptarlo y resignarse, deben denunciarlo y exigir calidad.
  4. Se tratará de mantener un español lo más neutral posible. Alguna vez vi un capítulo de Nisemonogatari en el que Tsukihi le decía a Araragi «qué weba» y otros tantos en los que «se repartían hostias». Japón no es el DF ni Madrid, de modo que ese tipo de expresiones se omitirán. En todo caso, quien escribe esto es latino y se niega a vosotrear en el entendido de que el español peninsular es minoritario en el universo de los hispanoparlantes.
  5. ¿KUANDO BA A EZTAR EL ZIGUIENTE KAPITULO? APURATE CONTI PLISSSSSSS. Mou, kanbe shite kudasai yo! Esta traducción, como prácticamente todas las que se han hecho de las novelas de Monogatari al español, se basa en una versión en inglés. A final de cuentas no soy muy distinto a la legión de personas que, luego de tantos años de ver anime, solo entiende veinte frases japonesas. Los agradecimientos van para Savanna Translations. Esto significa que el avance está acotado por el de ese sitio. Si dejara la obra a medias hay tres opciones: un fan caritativo con conocimientos de japonés ayuda con este proyecto, desembolso el dinero que tenía guardado para comprar más waifus y dakimakuras en un traductor profesional o el proyecto se pone en hiatus, un poco como HunterxHunter. Prefiero lo primero. El dinero de este otaku no fluye a raudales.
  6. Un mensaje relevante de Ougi para los que todavía tienen alguna queja de esta traducción no oniichanizada:

ougi